sábado, 11 de junio de 2011

¡Mi perro por un felpudo!


Todos los que nos conocéis, ya sea en persona o por el blog, sabéis que Cuzco bueno, bueno no es... más bien es un cabrón.

Bien, pues desde que lo capamos se porta aún peor.

Todos los días tenemos que estar batallando con él.

La última que montó fue dejarnos sin felpudo, pero no porque lo mordiera. La situación se podría calificar de "graciosa".

Estábamos Charles, San y yo sentados a la mesa cenando y, la verdad, no le estábamos haciendo ni P... caso al perro.
Íbamos por la mitad de la cena cuando dice Charles:

Charles: Cuzco está meando.
San: ¿Cómo?
Eri: ¿Dónde?

Y dirigimos nuestras miradas hacia donde miraba Charles: la puerta de la calle.
Ahí estaba Cuzco, todo digno el con la pata levantada meándonos la puerta.

Sandra se levantó enfurecida y le dio con el palo de la fregona dos veces. ¿Creéis que el perro se inmutó? ¡No! Siguió meando mientras le gruñía.
Cuando por fin terminó el señorito de fastidiarnos la cena, San se puso a fregar (os recuerdo que yo aún sigo lesionada del hombro) delante de la puerta pero, ¡oh misterio! ¿Dónde está el pis?

Nos pusimos en plan detectivesco (para algo nos tiene que servir ver tantas series de Sherlock Holmes, Mentes Criminales, Miénteme, etc...) y descubrimos que todo el pis se había colado por debajo de la puerta y lo había absorbido el felpudo.

¿La buena noticia? No hubo que fregar. ¡Qué super felpudo! (Pensamos todos).

Moraleja, ¿qué hemos aprendido de esto niños?: Que los Beagles son unos C.br.n.s

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