
Hoy sobre las cuatro de la tarde llaman a la puerta; normalmente no hacemos ni caso, pero como al entrar al portal, una de las vecinas, muy triste, nos contó que se llevaron a su madre a urgencias por algo del corazón, creímos que era ella y casi abro la puerta; pero me paré y miré por la mirilla. Se veía borroso, pero era un hombre, muy abrigado para el día que hacía, pero por si acaso fuera algún familiar de la vecina o algo así pregunté:
-
Yo: "¿Si?"-
Desconocido: "Soy un señor"Me aparté de la puerta y ahí lo dejé.
¡UN SEÑOR! Si al menos hubiera dicho "Soy El señor", quizás me lo pensaba y le dejaba entrar a casa, por aquello de...
(canten conmigo):
El Señor, me ha invitado a su casa, la mesa está puesta, dipuesto está el pan...".Pero no, en la canción Él me invita a su casa, no viene a la mía. Así que nada.