Y en ésta ocasión no ha sido sólo eso; el señor que estaba sentado a mi derecha no paraba de "jugar" con el velcro de sus zapatillas, "¡rash!, ¡rash!, ¡rash!, ¡rash!"...
Así que, la película muy bien, la butaca muy cómoda, el sonido y la calidad de imagen genial, pero el factor "gente" hace que se me quien las ganas de ir al cine, y lo digo muy en serio.
La solución va a ser ir entre semana a los cines que tengo cerca de casa, que son más pequeños, a horas con menos afluencia y en filas cuanto más cerca de la pantalla mejor, para no ver las lucecitas de los móviles. Y así se lo haré saber a kinépolis en la encuesta que hacen por e-mail después de cada visita.
Sé que no es culpa de los cines, que es educación y consideración por parte del público, pero teniendo en cuenta que ni siquiera tiran los restos de su basura (envases varios) al marcharse, no puedo esperar nada de ellos.
Un buen amigo siempre me dice que no pierda la esperanza, que a la gente se le puede educar... No sé, yo cada vez veo menos educación y consideración hacia los demás.
Mejor quedarse en casa, que la pantalla, el sonido y "las butacas" también son muy cómodas.
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