Invitado Inesperado

Estas cosas siempre pasan cuando yo no estoy en casa.

La primera vez fue una lagartija.

Yo estaba de guardia cuando me llama Sandra desesperada, muerta de miedo porque se había colado una lagartija en casa.

Claro, yo no podía hacer nada a parte de sugerirle que llamara a un amigo nuestro que vive muy cerca para que echara al lagarto.
El pobre colega se vino de donde estaba trabajando con el camión, para que Sandra pudiera moverse de la esquina del sofá donde estaba paralizada.
La lagartija estaba donde el perchero, detrás de la puerta de entrada.
Este amigo cogió unos guantes y se la llevó.

La segunda vez fue un murciélago, se nos coló dentro del aire acondicionado del salón por culpa del instalador, que lo montó pero no tapó el agujero por donde van los tubos.
Se oían ruidos que venían del aparato de aire acondicionado, como que había algo atrapado dentro, y derepente se vió el un ala de murciélago sobresalir por la parte de abajo del aire.

Yo intenté descolgar el aparato del aire, pero no podía, así que esta vez no sólo llamé al colega de siempre, también llamé a otro que vivía cerca (pero no tanto) que se había dedicado a instalar Aires Acondicionados. Este último fue el que nos hizo el favor de taponar los agujeros que el instalador había dejado en ambos aires: el del salón y el del dormitorio.

Al final no lo quitamos de la pared, no hizo falta, para cuando ellos llegaron el murciélago encontró la salida y se fue.

Y la tercera, y por ahora, última vez, ha sido el primo del primer murciélago, muerciélago2... Vamos a llamarlos "Batbat y Robin". Bueno, pues esta semana Robin se nos coló por la ventana del baño.
Como de costumbre, yo no estaba. Sandra había acabado de ducharse para irse a trabajar cuando vió algo que se movía detrás del champoo.
¡AAAHHHH! Se puso a gritar mientras atacaba al murciélago con chorros de agua.
El bicho se iba estampando contra la bañera una y otra vez, dejando chorros de sangre. Al final se quedó quieto junto al sumidero.
San cogió las cosas que le hacían falta, cerró la puerta del baño, me llamó por teléfono y se lavó los dientes en el fregadero.
Antes de irese a trabajar le dejó una nota a Carlos con lo que se podía encontrar cuando entrara al baño, para que no se llevara el susto que se llevó ella.
Pero Charles cuando se levantó no se puso las gafas y no cio ninguna nota. Si que vio algo oscuro en la bañera, pero como no veía un carajo salió tan tranquilo.
Luego leyó la nota y no volvió a entrar.

Cuando yo llegué a casa varias horas después, me puse una gorra (los murciélagos se agarran al pelo), cogí un pullover sucio, y me encerré en el baño para capturar a Robin.

Al principio no lo vi, porque lo busqué donde el sumidero, pero el bicho había conseguido trepar hasta ponerse detrás del gel.
Retire el bote de gel, le eché el pullover por encima y me lo llevé a la calle.
Fui a tirarlo a los contenedores de basura, pero pensé: "¿y si una viejecita va a tirar la basura y al abrir el contenedor le sale el murciélago volando? ¡Le da un patatús! ¡Y como se le agarre al pelo..!"
Así abrí el pullover para dejarlo tirado al lado de los contenedores, pero Robin salió volando, y otra vez se fue dirección mi casa.

Hemos llegado a la conclusión de que debe haber un nido cerca.

Vamos a poner una mosquitera en la ventana del baño.