A los meses de comprar el piso, allá por noviembre del 2005, ya se nos cayó la puerta del congelador.
Yo nunca había visto algo así, pero tampoco nos extrañó, ya que la nevera nos la dejaron con la casa.
Esa vez tuvimos suerte, sólo hizo falta colocarla en su sitio y darle un pequeño golpe para que encajara perfectamente; sólo teníamos que tener cuidado de no abrir la puerta del todo.
Y así hemos ido tirando hasta hace una semana, cuando San estaba cortando y metiendo pan para congelar, Cuzco pasó por allí abriendo del todo la puerta del congelador, y plaf!, se le cayó la falda a la nevera.
Enseguida me llamó San para que la colocara, como la última vez; pero esta vez me estaba costando más que encajara, y le pegué una pequeña patada... graso error; se partió una pieza de plástico que tenía debajo y ahora cada vez que abrimos el congelador se cae la puerta.
Y no sólo eso, no congela bien.
Así que, poco a poco (no se vayan a pensar que nos vamos a meter un atracón), nos vamos a ir comiendo lo que hay en el congelador, no vamos a comprar nada para congelar, y esperemos que aguante bien hasta que acabemos de pagar el nuevo colchón.
¡Qué se le va a hacer!
sábado, 24 de abril de 2010
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También... Ya es mala pata!!!!!
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