sábado, 20 de julio de 2013

¿Dónde está la llave...?

Una de las cosas que más odio en ésta vida, y que más rabia me dan, es perder unas llaves.
No sé, no es por volver a hacer las copias, es que me parece una irresponsabilidad. Yo soy así. Tengo mucho cuidado con ellas.
Pues bien.
En diciembre del año pasado (2012), tras venir de unas vacaciones quise abrir el trastero...

¿Dónde están las llaves?
Si siempre las pongo aquí.
A ver..., la última vez que las usé fue para ésto, y llevaba ésta ropa... No, aquí no están. 
San, ¿tú has visto las llaves del trastero?
- No
Primo, ¿has visto las llaves del trastero?
- No.
...
¡Qué rabia! Y nunca había podido hacer una copia porque era una llave muy antigua y no me la hacía nadie; y a demás con ella iban las llaves de la cadena de la bici, menos mal que me quedaba otra copia.

Estuve dos semanas buscando las llaves, hasta que por fin, acepté mi derrota. Las había perdido. Me sentía como una persona gris andando bajo la lluvia... Sólo he perdido dos juegos de llaves en mi vida. ¡Ains!

Así que decidimos echar la puerta abajo como en las películas:



La verdad es que siempre había querido hacer algo así.

Le puse unas argollas, un candado, y ya está.

Como digo, eso fue en diciembre.

Un día de febrero de 2013, llamé a Carlos desde el supermercado:

-Primo, voy para allá con la compra, cuando te de un toque, por favor, baja con las llaves del trastero y me echas una mano.
-Ok, ¿cuáles son?
-Son unas tal, tal, tal. Recuerda que las otras las perdí.
-Ah, si, vale.

Cuando llego, le doy un toque a Carlos, y baja con unas llaves en la mano y me dice:
-¿Son éstas?
Mis ojos eran como platos.












-Esas son las viejas, las que yo había perdido; ¿dónde estaban?
-En el bolsillo de mi chaqueta...






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